jueves, julio 19, 2012

Próximamente: Nostalgia



De Mircea Cărtărescu. En Impedimenta.

Contre toi: dos carteles



Miradas


En la cafetería
del centro comercial
–esta mañana–
una mujer en el espejo, mirándome

como si fuese yo
el responsable
de todo lo que le pasa,
de todo lo que nunca
le ha pasado.

No le doy más importancia.

Solo necesita un culpable,
y hoy me ha tocado a mí.



Karmelo C. Iribarren, Seguro que esta historia te suena. Poesía completa (1985 – 2012)

Trailer de After


The Expendables 2: enésimo cartel


miércoles, julio 18, 2012

Te elige, de Miranda July



Miranda July posee una mirada diferente, nada convencional, sobre las cosas y sobre las personas. Basta con leer su estupendo libro de relatos, Nadie es más de aquí que tú, o con ver su película indie Tú, yo y todos los demás. Aún me falta por ver El futuro, su segundo filme como directora, una obra que atañe al volumen que hoy comentamos: Te elige. Se trata de un material que discurre paralelo a la documentación para la película. Me explico: July había decidido que uno de los personajes de The Future comprara algo mediante PennySaver, publicación en la que muchos ciudadanos anuncian la venta de algunos de sus objetos (algo parecido a Ebay, pero en papel); luego sintió curiosidad por ellos, empezó a preguntarse quién y por qué querría vender viejos álbumes de fotos, renacuajos, maletas o ropa usada. Entonces se le ocurrió contactar con algunos de ellos y, acompañada de una fotógrafa, fue a verlos a sus domicilios y a entrevistarlos…

De tal manera que el resultado aúna el reportaje fotográfico, la entrevista, el cuaderno o diario de rodaje o de esbozos de un filme en marcha. Y el resultado es muy ameno y muy interesante. Porque July se mete en la vida de gente extraña: un ex convicto que colecciona tarjetas de Starbucks, un cuarentón algo deficiente y en tratamiento psicológico que vive con su madre y recopila fotos de bebés, de mujeres y de coches (porque, en su cabeza, trata de ser lo que no pudo ser en la realidad: una especie de guardián de la inocencia, un policía o un sheriff), un hombre en su camino hacia la transexualidad, un fulano que trabaja transportando maniquíes y que ha colocado en una esquina de su cuarto un maniquí que se parece a una famosa a la que idolatra (sin duda es una historia que da repeluzno cuando vemos la foto del maniquí), una amante de los gatos que acaba de sufrir un accidente que le afecta a la cara y se niega a que le fotografíen el rostro… El catálogo de anomalías, de gente normal con conductas que se apartan de lo cotidiano, es admirable.

Por si esto no fuera bastante, la última historia es la que proporciona un sentido a todo: a su búsqueda y al libro. Porque el último entrevistado le sirve para el filme, e incluso participa en el rodaje y poco después muere, pero de alguna manera trasciende al participar en ambos proyectos y empuja a July a reflexionar sobre el tiempo y la muerte. Ahí van dos extractos (el libro se ha publicado alineado a la izquierda, tanto en Estados Unidos como en España, así que respeto dicha alineación):  

Las cosas que no estaban en la Red se iban alejando de mí, y todo lo que estaba dentro de ella parecía profundamente significativo. Tenía que leer a diarios los blogs de extraños, y las personas cercanas que no tenían presencia en la Red se iban convirtiendo casi en personajes de tebeo, como si les faltase una dimensión.
No quiero decir que pensase realmente esto, así, alto y claro; simplemente sucedía, como el tiempo, como la geografía. La Red parecía tan inherentemente infinita que lo que no estaba allí para mí no existía. Mi apetito de imágenes y vídeos, noticias y música era ahora tan gigantesco que si algo estaba desapareciendo, algo inaprensible, ¿cómo lo notaría?

**

Y además toda la visita había estado impregnada de muerte. Muerte real: las tumbas de todos esos perros y gatos, las viudas a las que les hacía la compra, y su propia muerte, a la que se refirió más de una vez, pero como un mero hecho, como si fuera una fecha tope antes de la cual tratase de hacer un montón de cosas. Tuve la sensación de que había estado abriéndose paso por esa lista de quehaceres durante ochenta y un años, y que siempre iba retrasado, y eso hacía que todo fuese urgente y vivo, incluso ahora, especialmente ahora. Qué raro es cruzarse por primera vez en el camino con alguien que está a punto de marcharse.


[Traducción de Mercedes Cebrián]

Próximamente: mi Padre, el rey



De Gsús Bonilla. En La Baragaña.

Tres banners





Lawless / Lo imposible / Gangster Squad

Cartel de Tales from a Ghetto Klown



Con John Leguizamo.

lunes, julio 16, 2012

El tiempo del hombre muerto, de Alfonso Xen Rabanal



Queremos todo rápido, y ya… por ello ya no se pregunta, ni se indaga, ni se conforma una opinión personal sobre cualquier asunto.

Consumimos lo que nos echan, nos obligamos a hacer auténticas barrabasadas por figurar en nuestro tiempo. Por no divergir de la opinión que suponemos mayoritaria, nos embargamos de por vida para atarnos a una tumba. Si hemos de ser agnósticos lo somos, si mañana hay que volver al catolicismo y al real madrid por decreto, volveremos. Todo aquello que escuchamos o leemos está prediseñado, las prisas nos obligan a consumir lo que nos dictan los medios oficiales, a vestir lo que te dicen, a pensar lo que creemos que hay que pensar. A veces te dan otra opción, te la envuelven en ciertos misterios… hay que generar un poco de tensión dentro del sistema para mantenerlo estable… pero no te engañes, también te venden ser de otro equipo alternativo.
Queremos el triunfo y lo queremos aquí y ahora… pero no sabemos lo que es triunfar pues no nos han enseñado lo que cuesta el verdadero triunfo.

**

España, de nuevo, es como un patio de colegio franquista, parece que todos están deseando ir con sus cuitas al director y que sean los militares los que impongan su orden. No lo olvidemos: para defender libertades se restringen o anulan las mismas: paradoja o bucle vicioso: espiral del retrete por donde desaparece todo esto. Nosotros mismos tiramos de la cadena. Hemos crecido entre unos puntos suspensivos que nos han llevado del sintagma franquista a la paráfrasis del mismo en la que nos vemos ahora. Por el medio no hemos hecho nada: … unos puntos suspensivos entre los que nos hemos acabado de descerebrar sin haber hecho nada, nada. Hemos pasado de la España profunda a la España decorada y regresamos a la España profunda. Lo mismo, tú. El engaño está hecho: te han pillao por los huevos y te lo has creído y matarás por mantener el ficticio estatus que has de pagar, ya lo sabes, te reste lo que te reste. En el fondo es porque en este país admiramos a los que nos roban, todos queremos ser como ellos. Por ello sólo hacen que meter miedo que todos tragan: miedo a perder el curro, las pensiones, la sanidad pública… miedos que significan que has de seguir consumiendo: pensiones privadas, sanidad privada… lo de siempre: paga al que has rescatado con tu dinero real por jugar con tu dinero y perderlo virtualmente.

**

somos nosotros quienes hacemos el sistema, quienes encumbramos a discapacitados para que nos gobiernen, los que consumimos marcas que sabemos que están esquilmando a la Naturaleza y esclavizando a seres humanos… somos quienes miran hacia otra parte mientras asesinan a la esperanza, los que utilizamos la táctica del avestruz escondiendo nuestra cabeza nuestra Razón detrás de un: yo no soy culpable o responsable de todo esto. Somos nosotros los que seguimos pensando que lo robado estafado prevaricado es poco si el poder fuese nuestro. Somos la base de una pirámide a cuya cúspide queremos llegar y mear y masturbarnos sobre los que están abajo, y con eso sustentamos nuestro sueño capitalista y la realidad de las corporaciones que se nutren de nuestra energía derrochada. Sólo dinamitando la base podremos derribar la cúspide… quizá deberíamos pasearnos por la guillotina para que esto cambie.   

Próximamente: En_línea: Leer y escribir en la red



De Daniel Cassany. En Anagrama.

Man of Steel: primer cartel


Trailer de Oz the Great and Powerful


De Sam Raimi. Con James Franco, Mila Kunis, Rachel Weisz y Michelle Williams: aquí.

Sage Stallone (1976 - 2012)


Cartel de The Oranges


Con Hugh Laurie y Catherine Keener.

Richard D. Zanuck (1934 - 2012)


Uno de los grandes productores de Hollywood: Tiburón, La isla, Cocoon, Paseando a Miss Daisy, Camino a la perdición, Big Fish...

viernes, julio 13, 2012

La jungla, de Upton Sinclair



Upton Sinclair escribió, hace ya algo más de un siglo, esta brutal novela de denuncia, que demuestra cómo los de arriba pisan siempre a los de abajo y se sostienen sobre sus hombros mientras se hacen ricos. La jungla, aunque publicada en 1906, mantiene una vigencia que resulta, hoy, escalofriante. Pocas cosas han cambiado. Upton Sinclair visitó los mataderos de Chicago y de ahí nació el libro, un trabajo que está a medio camino entre el reportaje periodístico y la novela de tragedias a lo Charles Dickens.

La jungla contiene (casi) todo lo que escuece en esta sociedad porque nos habla de: los trabajos miserables, la explotación laboral, la explotación infantil, la corrupción política, la miseria, las huelgas y las manifestaciones, las cargas policiales, los disturbios callejeros, los movimientos sindicales, la inmigración, el paro, el vagabundeo, la prostitución, la imposibilidad de llegar a fin de mes, el abuso del empresario y del capataz sobre el obrero, la especulación inmobiliaria… Y, sobre todo, mientras asistimos atónitos y compungidos a las desgracias de Jurgis y su familia de inmigrantes, nos adentramos en la carne, en montañas de carne, la carne que tratan en los mataderos, la carne de los cerdos y de las vacas y de otros animales, y las prácticas sin higiene de entonces (no muy distintas a las de ahora, en algunos aspectos: véase, tal y como aconseja César de Vicente en la presentación del libro, la película Fast Food Nation, y cómo digerimos la mierda que nos venden las grandes marcas de comida rápida). Este post es muy largo porque he añadido bastantes extractos del libro. Os recomiendo leerlos y, luego, ir corriendo a buscar La jungla:   

Desde el primer día de trabajo en su puesto de recogedor de tripas, había notado una cosa muy curiosa: el truco al que recurrían los capataces del killing floor cuando se encontraban con una ternera preñada. Todo el que sabe algo acerca del negocio de carnicería está enterado de que la carne de vaca recién parida, o que está a punto de parir, no es comestible. Ahora bien, todos los días llegaban a los mataderos muchas vacas en estas condiciones y, si los jefes hubiesen querido, habría sido muy fácil mantenerlas en establos hasta que se hallasen en buenas condiciones para ir al matadero. Mas, con el objeto de ahorrarse tiempo y forraje, se había dispuesto que las vacas en tales circunstancias recibieran el mismo trato que todas las demás. Cuando un obrero cualquiera advertía que la vaca estaba preñada, corría a advertírselo al capataz, quien entonces se acercaba a hablar con el inspector del Gobierno y ambos salín a dar una vuelta. En un abrir y cerrar de ojos el tronco de la vaca era abierto en canal, y las entrañas con el feto desaparecían. La tarea de Jurgis consistía en empujar toda aquella mezcla por la trampilla correspondiente, y en el departamento inferior separaban el feto de las entrañas y utilizaban la piel. Alguna vez, cuando abrían la vaca en canal, los terneros se ponían de pie y comenzaban a andar, de modo que había que matarlas allí mismo.

**

Stanislovas llevaba algunos minutos contemplando tímidamente aquello, cuando un hombre se le aproximó y le dijo qué quería. El muchacho respondió en seguida: “¡Trabajo!”. Le preguntó qué edad tenía y Stanislovas contestó: dieciséis años. […] Y he aquí de qué manera y en qué momento quedó determinado el puesto que el pobre Stanislovas había de ocupar en el mundo hasta el fin de sus días. Él no se dio cuenta de lo que significaba: volvió a casa dando saltos para contarle a su familia la fortuna que iba a ganar. Hora tras hora, día tras día y año tras año, estaría obligado a permanecer sobre un espacio de un pie cuadrado, desde las siete de la mañana hasta mediodía y desde las doce y media hasta las cinco y media de la tarde, sin moverse y sin tener otro pensamiento que suministrar botes a la máquina. En el verano, el olor del material era nauseabundo y, en el invierno, los botes de hojalata le helarían los dedos en el sótano sin caldear donde trabajaba. Durante la mitad del año, todavía sería de noche cuando se dirigiese al taller y ya de noche cerrada cuando regresara a casa. De esta forma, el muchacho no sabría nunca cómo luce el sol los días laborables. Por todo esto, cada fin de semana llevaría a su familia tres dólares: lo que le correspondía a razón de cinco centavos por hora; nada más y nada menos que la parte que le correspondía de las ganancias totales que reciben los casi dos millones de niños que se ganan la vida trabajando en la tierra de la libertad.

**

Ahora ya había llegado a comprender cómo andaban las cosas que le rodeaban: las leyes de la jungla. En realidad, la vida no era sino una lucha de cada uno contra todos, en la que el diablo se lleva a los vencidos. Era una guerra a muerte, librada sin respiro y la única salvación estaba en permanecer muy atento, preparado para pelear o salir huyendo. Era mejor viajar a oscuras, atacar desde a cubierto y si la víctima resultaba muerta, no había que pararse en lamentos: el que cae tampoco pide compasión, se arrastra hacia su agujero y para morir allí y punto. En otras palabras, se trata de meter dinero en la cartera.

**

Uno debe estar convencido de que siempre se halla rodeado de poderes hostiles que conspiran continuamente contra nuestro dinero y que se valen de la máscara de las virtudes para ocultar sus lazos y sus trampas. Los escaparates de las tiendas están llenos de todas clases de mentiras para atraeros; las tapias en los caminos, los postes telegráficos, los faroles y las esquinas de las calles, todo está cubierto de carteles llenos de embustes. La gran compañía que os emplea os miente y miente al país entero. Todo de arriba abajo no es sino una inmensa patraña. El país entero es una mentira: una mentira su libertad, una trampa para los trabajadores pobres; su prosperidad no era sino una falacia creada por los empresarios ricos; su justicia, una falacia creada por políticos corruptos.

**

Cuando el jamón ya estaba tratado era cuando llegaba al departamento de Ona. Allí lo cortaban unas cuchillas que iban a dos mil revoluciones por minuto y lo mezclaban con media tonelada de una carne distinta, de modo que desaparecía el olor y cualquier particularidad que diferenciara esta carne. Si la gente comía esa salchicha y moría de tuberculosis, los empresarios no llegarían siquiera a enterarse. Nunca se atendía a la carne que se cortaba para salchichas. Las salchichas que se importaban de Europa y que habían sido rechazadas allí, ya mohosas y blancas, se las trataba con bórax y glicerina, se volcaban en las tolvas y se procesaban de nuevo para consumo alimenticio. También se aprovechaba la carne que andaba tirada por el suelo, en la suciedad y el serrín, donde los obreros pisaban y escupían millones de gérmenes. Había, también, carne apilada en montones, sobre la que goteaba el agua que rezumaba de los techos y corrían las ratas por millares. La oscuridad que reinaba en aquellos antros impedía ver a dos pasos de distancia, pero un obrero que pasase la mano por estos montones de carne encontraba siempre la masa cubierta de excrementos secos de los roedores. Las ratas, en efecto, constituían una verdadera plaga que los patronos intentaban exterminar dejando pan envenenado en los almacenes. Así, las ratas morían a centenares y, después, éstas, el pan, el veneno y la carne iba todo junto a las tolvas de trituración. Y esto no es broma.


[Traducción de Antonio Samons. Revisión de Jorge Cano]

Próximamente: La muerte del padre


De Karl Ove Knausgard. En Anagrama.

Tercer cartel de Frankenweenie


Trailer de Cosmopolis en HD