sábado, enero 30, 2021

Ya a la venta: Solaris: Trilogía del Apartamento de Roman Polanski

 

 

Colaboro en este número. Copio y pego de la ficha de Trama Editorial:

Solaris Núm 2: Trilogía del Apartamento de Roman Polanski

Monográfico dedicado a la llamada Trilogía del Apartamento, que comprende los films Repulsión (1965), La semilla del diablo (1968) y El quimérico inquilino (1976).

Repulsión, La semilla del diablo, El quimérico inquilino… ¿Qué se vislumbra en los apartamentos de los films de Polanski cuya metáfora nos alcanza aún hoy, y nos interroga en nuestros temores más íntimos? ¿En qué consiste esta productiva metáfora de los apartamentos, que iluminó una nueva forma de miedo en el cine, y nos descubrió indefensos de nosotros mismos? ¿Hasta dónde alcanza el juego de los apartamentos y cuánto de nosotros podemos pensar en ellos?

Con la llamada Trilogía del Apartamento, Polanski desvió para siempre el rumbo del cine de terror y revolucionó la lógica del psicodrama, situando la amenaza en nuestras propias entrañas, haciéndonos intuir la emergencia interior de nuestro lado más siniestro, al borde de la locura, en la travesía alucinatoria. En sus imágenes, se construyen los ambientes más inquietantes, y con ellos reflexionamos sobre la pérdida de la seguridad, la alienación social, la fragilidad de la propia identidad, el arraigo de nuestras fobias, el origen mismo del horror y hasta su propio sentido.

La Trilogía del Apartamento de Roman Polanski despliega en estas páginas el pensamiento de ensayistas de múltiples disciplinas, analistas fílmicos y textuales, psicoanalistas, pensadores de renombre nacional e internacional, para escudriñar y esclarecer el alcance y los enigmas tras estos inolvidables apartamentos.

Coordinación: Marta Villarreal y Ricardo Sánchez Ramos.

Índice de Contenidos

• Polanski en la órbita de Solaris. (Prólogo)
Joanna Bardzinska

La semilla del diablo, Roman Polanski y el género de terror
Marek Haltof

• ¿Qué derecho tiene mi cabeza de llamarse Yo? El que habita en mí. El quimérico inquilino, de Polanski
Vanessa Brasil

• Alicia a través del espejo: miradas, contrastes e imaginario surrealista en Repulsión
Raúl Álvarez

• ¿Qué le habéis hecho a sus ojos? Mirar y habitar La semilla del diablo
Aarón Rodríguez

• El sexo como abertura al delirio
Fernando Usón Forniés

• El cuerpo como agente narrativo en la Trilogía de los apartamentos de Roman Polanski
Israel Paredes

• Inquilinos del cuerpo. Polanski: El quimérico inquilino
Amaya Ortiz de Zárate

El quimérico inquilino: mutación de identidad y siniestra realidad de lo surreal
Simón Royo

• Variaciones sobre una trilogía: El quimérico inquilino, Inseparables y The pornographers. Sexo, identidad y pulsión de muerte en Polanski, Cronenberg e Imamura
José Antonio Jiménez de las Heras

• Estructura de Repulsión
Manuel Canga Sosa

• En clave de sol: la música en el cine de Polanski
Carlos Tejeda

• Cuando el vecino es la amenaza
José Ángel Barrueco

Del blog de Juan Francisco Ferré: Una luz en la oscuridad: cine y metacine en 2020

 

 

Un año más, la lista de películas, series y documentales que más nos gustaron a unos cuantos durante el año anterior, servidas en el magnífico blog del escritor Juan Francisco Ferré. El link al post: aquí.

 


miércoles, enero 27, 2021

Leer en el retrete, de Henry Miller

 


Hay un asunto relacionado con la lectura de libros sobre el que, en mi opinión, merece la pena reflexionar, puesto que afecta a un hábito de práctica común y acerca del cual, hasta donde yo sé, se ha escrito poco. Me refiero a leer en el retrete. En mi juventud, en busca de un lugar reservado donde devorar los clásicos prohibidos, a veces recurría al retrete. Desde ese período juvenil, nunca he vuelto a leer allí. Si necesito paz y tranquilidad, agarro mi libro y me lo llevo al bosque. No conozco mejor lugar para leer un buen libro que el corazón de un bosque. A poder ser, junto a un arroyo.
Oigo de inmediato las objeciones: “¡Es que no todos tenemos esa suerte! Hemos de ir a trabajar, viajamos de un lado a otro en tranvías, autobuses, metros atiborrados; no tenemos ni un minuto para nosotros!”.
Yo también fui un “currante” hasta los treinta y tres años. Y fue en esa etapa primeriza cuando más leí. Siempre leía en circunstancias difíciles. Recuerdo que una vez me despidieron porque me pillaron leyendo a Nietzsche cuando tenía que corregir un catálogo de venta por correo, porque a eso me dedicaba entonces. Ahora que lo pienso, fue una suerte que me despidieran. ¿Acaso no ha tenido mucha más importancia en mi vida Nietzsche que el conocimiento del negocio de la venta por correo?
Durante cuatro años enteros, en mis idas y venidas a las oficinas de la Everlasting Portland Cement Co., leí los libros más sesudos. Leía de pie, apretujado entre viajeros como yo. Y durante aquellos viajes en la E1 no me limitaba a leer, llegaba a aprenderme de memoria largos fragmentos de aquellos libros tan, tan sesudos. Como mínimo, fue una práctica valiosa del arte de la concentración.

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Durante aquellos años, y muchos que vendrían después, no solía dormir más de cuatro o cinco horas por noche. Y sin embargo devoré un montón de lecturas. Además, repito, leí los libros que –al menos, para mí– resultaban más difíciles. No los fáciles. Nunca leía para matar el rato.

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Yo, en particular, estoy convencido de que se puede tener fe y confiar en el Señor sin leer las Sagradas Escrituras en el retrete. De hecho, estoy convencido de que uno puede tener más fe y confianza en el Señor si no lee absolutamente nada en el retrete.

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El acto de entregarse a la lectura atenta de una página impresa mientras uno está sentado en la taza no sólo tiene algo de grotesco y ridículo, también implica un punto de locura.



[Navona Editorial. Traducción de Enrique de Hériz]

Próximamente: Yoga

 

 

De Emmanuel Carrère. En Anagrama.

viernes, enero 22, 2021

martes, enero 12, 2021

Scaramouche, de Rafael Sabatini

 

 

Nació con el don de la risa y con la intuición de que el mundo estaba loco. Y ése era todo su patrimonio.

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Philippe permaneció un momento pensativo; después volvió al ataque:
-Pero tú no hablas de los abusos, de los horribles e intolerables abusos del poder gobernante que hoy nos tiranizan.
-Donde haya poder, siempre habrá abusos.
-No si la posesión del poder depende de una administración justa.
-La posesión del poder es el poder mismo. No podemos dictar nuestro deseo a quienes lo sustentan.
-El pueblo sí podrá. Cuando tenga el poder.

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André-Louis encontró ridículo a aquel hombre. Sabía que la presunción no es más que la máscara de la debilidad y de la mediocridad. Y ante él tenía a la presunción en carne y hueso. Eso era lo que él veía en la arrogancia de la cabeza, en el ceño fruncido, en la inflexión de su voz engolada.

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“Es mucho mejor –escribe André-Louis en alguna página– ser malo que ser estúpido. La mayoría de las miserias de este pícaro mundo no son fruto de la maldad, como nos enseñan los curas, sino de la estupidez”.

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-Lo que un hombre se ha atrevido a hacer, debe atreverse a confesarlo, a menos que sea un cobarde.

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-Tenéis un extraño sentido del humor, señor Moreau.
-¡Oh, sí, lo admito! Lo inesperado siempre me ha parecido cómico. Desde que nos conocemos, he descubierto en vos muchas cosas. Y lo que esta noche he descubierto es lo único que no podía esperarme: un hombre sincero.   


[Debate. Traducción de Manuel Pereira]