miércoles, agosto 30, 2017

Un pueblo de Oklahoma, de George Milburn


A los editores de Sajalín les debemos el descubrimiento y la recuperación de numerosos autores que, o bien aquí no estaban traducidos o no conocíamos, o bien estaban ya olvidados. Es el caso de Jean Stafford, de Ted Lewis, de Newton Thornburg, de Tom Kromer, de Charles Willeford, de James Ross o de Malcolm Braly, por citar sólo algunos de un catálogo impecable, del que tengo que presumir que me he leído todo y que no he encontrado aún nada malo o mediocre.

George Milburn es (o era) un escritor desconocido en España. Uno de esos tipos de vida breve (falleció a los 60 años), capaz de recorrerse el mapa de Estados Unidos en trenes de mercancías, colaborador de varias revistas con sus relatos y conocedor del éxito con su primer libro, Un pueblo de Oklahoma, éxito que sería efímero y que no le iba a acompañar en sus siguientes publicaciones.

A Un pueblo de Oklahoma se le atribuye cierto paralelismo con Winesburg, Ohio, porque ambas ofrecen historias en torno a una misma localidad, donde algunos personajes se cruzan y reaparecen en algunos relatos. Milburn reunió aquí 36 cuentos ambientados en ese pueblo a principios del siglo XX. Uno de los detalles que más me han llamado la atención es el tono de las historias, que ligeramente pueden ir variando desde las que contienen los frutos del racismo y la violencia hasta aquellas donde predomina el humor. Por aquí pululan un abogado al que llaman "defiendenegros", panaderos, forajidos, carniceros, un médico negro al que los blancos detestan, un contorsionista que está de paso, un indio bebedor que presume de saber hipnotizar, herreros, camareras, agricultores, hombres mutilados… Es una pequeña joya que no deberíais dejar escapar. Os dejo con el inicio del primer relato:

Hubo una época en que, en el pueblo, nadie solía preguntar a los forasteros por qué se habían marchado del lugar del que venían ni cómo es que habían acabado en Oklahoma. Pero eso fue al principio. Al cabo de un tiempo aquello cambió y empezó a hacerse lo contrario. De los recién llegados se esperaba que recorriesen las calles presentándose a los vecinos. Y así, mientras unos comentaban las costumbres locales, los otros hablaban de sus lugares de procedencia y de lo mucho que preferían nuestro pueblo.
John Parnell no lo hizo y por eso los vecinos desconfiaron de él desde el principio, en cuanto lo vieron colocar su placa de abogado junto a la escalera del edificio del First National Bank, se preguntaron qué estaría tramando. Pero nunca llegaron a saberlo con seguridad.


[Sajalín Editores. Traducción de Ana Crespo]

martes, agosto 29, 2017

Próximamente: Parpadeo


De Theodore Roszak. En Pálido Fuego.

lunes, agosto 28, 2017

El corazón es un cazador solitario, de Carson McCullers



No sé los motivos, pero hasta ahora (y salvo algún que otro relato incluido en antologías) no había leído una obra de Carson McCullers, lo que ya me parecía imperdonable. Compré hace tiempo sus relatos y sus novelas cortas, reunidas en El aliento del cielo, pero sigo teniendo pendiente su lectura. Ahora que Seix Barral ha reeditado su obra con prologuistas de lujo y con cubiertas espléndidas a cargo de Sara Morante, he ido comprando todo. Y empecé por el que quizá sea su libro más famoso: El corazón es un cazador solitario, de célebre inicio: En la ciudad había dos mudos, y siempre estaban juntos.

A estas alturas quizá lo sepa ya todo el mundo, aunque quedarán quienes (como fue mi caso) aún no se hayan decidido a leer este novelón, que gana más puntos cuando sabemos que McCullers lo publicó con 23 años. Es toda una proeza porque se trata de un libro muy maduro, lleno de personajes interesantes, de diálogos cuidados y de un abanico de temas (políticos, sociales, etc) que, en principio, suelen ser ajenos a las personas tan jóvenes.

El corazón… no es sólo una historia sobre un sordomudo enamorado de otro hombre que enferma y al que pronto ingresan y sólo puede ir a visitar de vez en cuando, no es sólo un vistazo a las vidas de los personajes que lo eligen como "oyente" (les lee los labios), como si fuera un confesor, para narrarles sus cuitas, sus lances amorosos o sus preocupaciones… es, también, una novela que supo capturar el clima de entreguerras, las amenazas próximas del nazismo y del fascismo, los rescoldos del racismo o la búsqueda de independencia de la mujer. Y es, por supuesto, una metáfora sobre la soledad: el sordomudo, que quizá sea quien está más solo por su incapacidad para comunicarse, es precisamente el que todos necesitan para relatar sus biografías. Una obra muy notable. Unos extractos: 

Antes de marchar invitaría a Singer a un trago de whisky. Lo que le había dicho Alice era cierto: le gustaban los anormales. Experimentaba un sentimiento amistoso especial hacia las personas enfermas y los tullidos. Siempre que entraba en el local alguien con labio leporino o aspecto tuberculoso, le invitaba a una cerveza. O si el cliente era un jorobado o un lisiado grave, entonces lo que le ofrecía era whisky. Había un individuo al que la explosión de una caldera le había volado el pene y la pierna izquierda; pues bien, siempre que venía a la ciudad, el buen hombre tenía una pinta de licor gratis esperándole.

**

¿Por qué? ¿Por qué en los casos de auténtico amor el que se queda no sigue más a menudo al ser amado suicidándose? ¿Sólo porque el vivo debe enterrar al muerto? ¿A causa de los complicados ritos que deben ser realizados después de una muerte? ¿Debido a que el que permanece es como si subiera a un escenario y cada segundo transcurrido se eternizara, y fuera observado por múltiples ojos? ¿Por qué hay una función que debe ejecutar? ¿O quizá, cuando hay amor, el viudo debe aguardar la resurrección del amado…, de modo que el que se ha ido no está realmente muerto, sino que crece y es creado por segunda vez en el alma del vivo? ¿Por qué?

**

Era el tipo de individuo del que los niños se burlaban y al que los perros querían morder. Sin embargo, cuando alguien se reía de él, le hería hasta la médula…, se volvía grosero y gritaba como si fuera un payaso. Y la verdad es que siempre estaba sospechando que se reían de él.

**

-Todo lo que puedo decir es esto: el mundo está lleno de vileza y de maldad. ¡Ah! Las tres cuartas partes del globo se encuentran en un estado de guerra o de opresión. Los mentirosos y los desalmados se han unido, y los hombres que saben se encuentran aislados y sin defensa. ¡Pero! Pero si me pidiera usted que señalase la zona más incivilizada de la faz del planeta, señalaría aquí…


[Seix Barral. Traducción de Rosa María Bassols Camarasa]

domingo, agosto 27, 2017

viernes, agosto 25, 2017

Píldoras de papel, de Ana Patricia Moya


Sin ganas

Agua fría que golpea mi nuca:
señal temprana del ciclo que se repite.
Desayuno sin ganas,
y hago travesía por calles estrechas
-aislada del asfalto con mi música-
para tratar libros por un sueldo ínfimo.
El regreso es almuerzo sin ganas,
aguantar telediarios sensacionalistas
de políticos sinvergüenzas,
desgracias mundanas y fútbol, y más fútbol.
La tregua de mi estómago casi vacío
se rompe: en la tarde, el segundo empleo.
Evito las diarreas mentales de la televisión rosa
con antídotos de Sinatra y Madonna.
Llega la noche: lidio un poco con mis sueños
para luego hacer una cena sin ganas.
Acaba mi cuerpo derrumbado en el edredón
sin haber leído poesía (me provoca nauseas),
ni cuentos (para cuentos, los de la caja tonta).
El puto insomnio remata la faena magistralmente:
trae pesadillas que tratan de imposibles.

Sin asomarme a la taza del váter

……………………….mastico mierda todos los días.

**

Tres deseos

Si me encontrase con una lámpara mágica,
lo tengo bien claro: millones de millones
…………………….para jubilar
a mis padres, garantizar el futuro de esos hijos
y nietos que jamás tendré; vivir en un paraíso
de montañas, en una casita con huerto y
…………………….perros grandes,
para retirarme el resto de mi miserable existencia;
y, finalmente, que el genio incapacitara mis manos
para la poesía,

………………para no volver a llorar jamás.

**

Sólo nos queda escribir,
……………aferrarnos a las palabras
como botes salvavidas que te aíslan
de territorio hostil,

porque Dios es un incompetente
sin aliento, incapaz de responder a los dilemas,

para reclamar que somos animales
sin domesticar, que aúllan y rugen
cuando nos descarnan las heridas,
……………………que nos tornamos sumisos
suando una mano dócil e inocente
acaricia nuestras garras.

Sólo nos queda escribir
testamentos únicos de supervivencia
para escapar de la locura,

……………………para dar sentido a tanto dolor.   



[Huerga & Fierro Editores]

Próximamente: Fin de guardia



De Stephen King. En Plaza & Janés.

martes, agosto 22, 2017

Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson



Creo que fue a finales de los 90 cuando leí este mítico libro de relatos que, en conjunto, pueden considerarse también como la novela de un lugar y de un personaje, George Willard, que está presente en todas las historias aunque sólo sea de manera indirecta o como secundario. La edición que yo manejaba entonces (y que aún conservo) pertenecía a una de esas colecciones de kiosco con tapa blanda, letra microscópica, pocos márgenes y un papel de calidad más bien regular. Como me apetecía releerlo, compré esta edición, que aunque ya data de 2009, todavía puede conseguirse en las librerías, algo milagroso porque, incluso habiéndose vendido bien, no es un best-seller en España. Acantilado ofreció una nueva y mejorada traducción, a cargo del prestigioso Miguel Temprano, y una edición tan cuidada como es habitual en esta editorial.

Winesburg, Ohio no ha perdido vigencia ni impacto. Es notoria su influencia en muchos escritores y en muchos cineastas e incluso guionistas, de tal modo que tenemos que considerarla una pieza primordial de la narrativa norteamericana, un ramillete de textos de los que partieron tantas novelas y películas que uno sólo puede asombrarse de la originalidad que tuvo en su momento. Si alguien quiere saber cómo era la vida en un pueblo de Norteamérica de antaño, y sobre todo necesita conocer cómo eran las relaciones entre sus habitantes y sus amoríos y chismorreos y mentiras, sólo tiene que leer o releer esta obra ya clásica. Dos extractos:

La maestra trató de hacerle ver al chico algunas de las dificultades a las que debería enfrentarse como escritor. "Tendrás que conocer la vida", afirmó con voz seria y temblorosa. Cogió a George Willard de los hombros y le hizo volverse hacia ella para poder mirarlo a los ojos. Cualquiera que pasara por allí habría pensado que estaban a punto de besarse. "Si vas a ser escritor, tendrás que dejar de tontear con las palabras –le explicó–. Será mejor que abandones la idea de escribir hasta que estés mejor preparado. Ahora debes vivir. No pretendo asustarte, pero quisiera que comprendieras el alcance de lo que piensas hacer. No debes convertirte en un mero mercachifle de las palabras. Lo más importante es que aprendas a saber lo que la gente piensa, no lo que dice".

[Del relato "La maestra"]

**

Estaba a punto de abandonar Winesburg para ir a alguna ciudad, donde esperaba encontrar trabajo en un periódico y se consideraba un adulto. El humor que lo dominaba era típico de los hombres y desconocido por los niños. Se sentía viejo y un poco cansado. Se despertaron muchos recuerdos en él. Aquella nueva sensación de madurez parecía apartarlo de los demás y lo convertía en una figura casi trágica. Quería que alguien comprendiera la sensación que lo embargaba desde la muerte de su madre.
Hay un momento en la vida de todo chico en el que por primera vez se detiene a considerar su vida pasada. Tal vez sea entonces cuando cruza la línea que lo separa de la edad viril. El muchacho va por una calle de su pueblo. Piensa en el futuro y en el papel que desempeñará en la vida. En su interior se despiertan ambiciones y remordimientos. De pronto ocurre algo, se detiene bajo un árbol y se queda como esperando a que alguien lo llame. Los fantasmas de cosas pasadas acuden a su memoria, las voces susurran a su alrededor un mensaje sobre las limitaciones de la vida. De estar bastante seguro de sí mismo pasa a no estar seguro de nada.

[Del relato "Sofisticación"]


[Acantilado. Traducción de Miguel Temprano García]  

Próximamente: Héroes de la frontera


De Dave Eggers. En Random House.

sábado, agosto 19, 2017

La casa de las alfombras (Mario Crespo): primeras páginas



Aquí
Puedes reservar la novela en este enlace
ya sólo quedan 4 días de campaña.

viernes, agosto 18, 2017

Ni puedo ni quiero, de Lydia Davis



Este conjunto de relatos es de importación, fue traducido y publicado en Argentina, por lo que el lector español encontrará algunos términos con los que no estamos familiarizados. Pese a ello, el nuevo libro de Lydia Davis depara una lectura deslumbrante. Si de sus Cuentos completos me gustaron más los relatos cortos y los relatos hiperbreves, aquí es al contrario: los mejores son los más extensos, especialmente los titulados "Las focas" (sobre la pérdida de una hermana y de un padre con apenas unas semanas de diferencia) y "La carta a la Fundación" (sobre el miedo a ser profesor y enfrentarse cada día a los alumnos y prepararse las clases, como método de subsistencia mientras se busca algo distinto que nunca llega, ni siquiera con becas). O puede que yo, antes, no estuviera preparado de verdad para leer a Lydia Davis, porque su mundo no se parece al de ningún otro escritor. Es como un Kafka con mucho humor. Alguien que, en una página te ofrece un relato corto basado en un sueño, y a continuación una historia de dos o tres líneas y luego una especie de novela corta en el que ya no encontramos humor, sino pesadumbre. Aquí van 3 cuentos:

LOS SEPULTUREROS

Un empleado de funeraria, llevando un cuerpo hacia el norte por la autopista, en Francia, se detiene en un restaurante al costado de la ruta para almorzar algo. Allí se encuentra con otro empleado de funeraria, un colega conocido, que también paró para almorzar algo y está llevando un cuerpo hacia el sur. Deciden sentarse a la misma mesa y comer juntos.
Roland Barthes es testigo de este encuentro entre dos profesionales. Es el cuerpo de su propia madre el que llevan al sur. Los observa desde una mesa separada, donde se sienta con su hermana. Su madre, por supuesto, está acostada afuera, en el coche fúnebre.

**

LA CAMINATA DE ÖDON VON HORVÁTH

Ödon von Horváth caminaba cierto día por los Alpes bávaros cuando descubrió, a cierta distancia del camino, el esqueleto de un hombre. El hombre había sido, evidentemente, un alpinista, puesto que llevaba una mochila. Von Horváth abrió la mochila, que estaba casi como nueva. Dentro encontró un suéter y otra ropa; una pequeña bolsa con lo que había sido comida alguna vez; un diario; y una postal de los Alpes bávaros, lista para ser enviada, que decía: "La estoy pasando maravillosamente".

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LA ESCRITURA

La vida es demasiado seria como para que yo siga escribiendo. La vida solía ser más fácil, y con frecuencia placentera, y por lo tanto escribir era placentero, aunque también parecía serio. Ahora la vida no es fácil, se ha vuelto muy seria, y por comparación, escribir parece un poco tonto. A menudo, escribir no es escribir sobre cosas reales, y cuando se escribe sobre cosas reales, a menudo están tomando al mismo tiempo el lugar de algunas cosas reales. Escribir se trata demasiado a menudo sobre personas que no pueden arreglárselas. Ahora me he vuelto una de esas personas. Lo que debería hacer, en lugar de escribir sobre personas que no pueden arreglárselas, es dejar de escribir y aprender a arreglármelas. Y prestarle más atención a la vida misma. La única manera de espabilarme es dejar de escribir. Hay otras cosas que debería estar haciendo en su lugar.


[Eterna Cadencia. Traducción de Inés Garland]

Próximamente: Rumbo al Mar Blanco


De Malcolm Lowry. En Malpaso Ediciones.

martes, agosto 15, 2017

De qué hablo cuando hablo de escribir, de Haruki Murakami


De vez en cuando llegan a mis oídos historias de amistad entre escritores. Entonces no puedo evitar pensar que solo se trata de cuentos chinos. Tal vez ocurra durante un tiempo, pero no creo que una amistad verdadera entre personas así pueda durar mucho tiempo. En esencia, los escritores somos seres egoístas, generalmente orgullosos y competitivos. Una fuerte rivalidad nos espolea día y noche. Si se reúne un grupo de escritores, seguro que se dan más casos de antipatía que de lo contrario. He vivido varias experiencias en ese sentido.

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Nunca me he oído decir: "No me apetece escribir, pero no me queda más remedio porque tengo un encargo". Como no acepto compromisos, no tengo fechas límite. Por eso no me afecta en absoluto el sufrimiento provocado por el writer's block. Para mí escribir es un alivio psicológico porque no hay nada más estresante para un escritor que sentirse obligado cuando no tiene ganas.

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Hay que escribir una novela para comprender verdaderamente la dimensión de la soledad. A veces tengo la impresión de estar sentado en lo más profundo de una cueva. Nadie va a venir a ayudarme, nadie me va a dar una palmadita de ánimo en la espalda ni me va a decir lo bien que he trabajado hoy. El resultado final de ese esfuerzo puede recibir algunas alabanzas (si ha salido bien, claro está), pero el proceso de escribir queda al margen de los reconocimientos. Es la carga que cada uno debe soportar en soledad y en silencio.


[Tusquets Editores. Traducción de Fernando Cordobés y Yoko Ogihara]

viernes, agosto 11, 2017

La vida secreta de las ciudades, de Suketu Mehta


Toda ciudad tiene dos tipos de narrativa: la historia oficial y la historia oficiosa. La historia oficial se publicita a bombo y platillo; la oficiosa es más discreta, pero también es más probable que perdure.
La oficiosa se transmite mayoritariamente por vía oral: se oye en los locutorios de los barrios de inmigrantes de nuestras ciudades, en los vídeos y cedés que preparan para enviar a la familia, en las baladas y canciones tradicionales de las películas de Bollywood y en las telenovelas. Son las noticias sobre la ciudad que los inmigrantes transmiten al pueblo.

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En Nueva York mis hijos, estadounidenses de nacimiento, se sientan con mi madre a que les cuente historias que les contó su padre sobre viajes por las tierras del África oriental vendiendo tejidos y whisky de una empresa escocesa; y se sientan con mi padre a que les hable de cómo el suyo compraba el patrimonio de los maharajás disolutos de Calcuta para su negocio de joyas. Con estos hilos narrativos tejemos parches para remendar el maltrecho tejido temporal de la familia. Y continuamos.

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¿Quién decide la imagen de una ciudad? La mayoría de la gente que viene a Bombay no espera encontrarse Shangai. Vienen a Mumbai, cuyo mito les resulta lo bastante atractivo. Son las empresas consultoras internacionales las que han decidido que Bombay debe proyectar la imagen de Shangai para tener éxito.

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En las ciudades existe una economía secreta. Existe, en todas las ciudades, una ciudad de leyes y una ciudad que debe vivir por debajo del poderoso peso de la ley; una ciudad regulada y una ciudad sin regular. En este momento del mundo, la ciudad ilegal, la ciudad fuera de la ley, es mucho mayor que la ciudad oficial. En puras cifras, quienes evaden, violan o sortean la ley llevan la delantera.

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El capital global no desobedece leyes, simplemente financia a los políticos que crean las leyes que interesan al capital.

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Durante mucho tiempo los urbanistas consideraron la densidad algo malo, pensaban que para disfrutar de una buena vida los seres humanos tenían que trasladarse a las afueras y encontrar su Edén de cien metros cuadrados para luego ir a trabajar en coche. Pero a todas luces el mundo está dando la espalda a la vida en las afueras y estamos reconociendo que a la gente no le importa apiñarse en bloques gigantescos y caminar por las aceras hombro con hombro con montones de personas.

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Porque las ciudades tienen algo, por espantosas que sean, que nos interpela como humanos: la necesidad de vivir en grupo, la emoción metropolitana, la sensación de que en la ciudad no morirás de hambre como podría ocurrirte en el campo. Ya sean ciudades que funcionan, como Nueva York, o ciudades disfuncionales, como Kinshasa, las cosas pasan en la ciudad.

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Cuando regresas a una ciudad que abandonaste hace tiempo, descubres que existe una ciudad que recogen los mapas y otra que no.

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¿Qué es más real? ¿El mapa o la ciudad? ¿Nueva York es una ciudad o un mapa a tamaño real de la ciudad de Nueva York?
Pero regresamos porque prometimos volver. Todo emigrante ha dejado atrás un amor. Todo emigrante ha abandonado a un amante o a un hijo, ha hecho falsas promesas de que volverá.

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Cuidado con el pasado: vuélvete a mirarlo y tu ser querido acabará en el infierno, como Eurídice, o te transformarás en una estatua de sal, como la mujer de Lot. El pasado es un lugar peligroso, pues es donde reside el hogar.

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Mi prueba para valorar una librería, en Bombay, Roma o Nueva York, es la sección de poesía. Allí es donde puedes juzgar si el propietario está en el negocio por amor o por dinero. La mayoría de las cadenas relegan la poesía al fondo o a los sótanos de la tienda, como un secreto culpable. La poesía no da dinero a nadie; es un regalo. ¿Quién la lee en estos tiempos? En realidad, muchos de nosotros. Cada vez que escuchas una canción pop, escuchas la letra, la elegante condensación en lenguaje de la experiencia. Dios nos habla únicamente en verso. Cuando vamos a la iglesia, la mezquita o el templo, las escrituras que oímos o los himnos que cantamos están en verso. La poesía nos moldea mucho más allá de lo que sabemos y reconocemos.


[Random House. Traducción de Cruz Rodríguez Juiz]

Próximamente: La ciudad solitaria



De Olivia Laing. En Capitán Swing.